miércoles, 29 de septiembre de 2010

Buried (Rodrigo Cortés, 2010)

Tráiler

ENTERRADO VIVO

En Final Escape (William Witney, 1964), uno de los más recordados episodios de la serie de televisión La hora de Alfred Hitchcock (The Alfred Hitchcock Hour, 1962-1965), un preso que planeaba su fuga acababa enterrado vivo junto al cadáver de la persona que le tenía que sacar de prisión. Un final aterrador que jugaba con uno de los miedos más arraigados en nuestra sociedad (a parte del de perder el empleo o no llegar a fin de mes), ser enterrados vivos. Una obsesión que ha sido plasmada en repetidas ocasiones tanto en literatura (por poner un ejemplo, Edgar Allan Poe en su cuento corto El entierro prematuro/The Premature Burial de 1844), como en cine y televisión (con Quentin Tarantino, en Kill Bill Volumen 2 (2004) o en Peligro sepulcral/Grave Danger (2005) su doble episodio para CSI, a la cabeza).

Buried es la última de estas propuestas que llega a nuestras pantallas. En ella, el director Rodrigo Cortés da un paso adelante después de su muy correcta ópera prima Concursante (2007), contándonos la historia de Paul Conroy, un transportista que trabaja en Irak que, después de que su convoy sufra un ataque, despierta enterrado dentro de una caja de madera con un mechero, un bolígrafo y un móvil con poca batería y menos cobertura. A partir de ahí, su único propósito será intentar que le rescaten antes de que se le acabe el oxígeno.

El realizador consigue construir una modélica cinta de intriga contando con un único espacio y un único personaje como absolutos protagonistas, logrando que la acción no decaiga en ningun momento y creando una tensa sensación de claustrofobia desde los primeros minutos de metraje, pero sin obviar las críticas al capitalismo y a la burocracia que ya aparecían en su obra anterior, incluyendo su corto 15 días (2000), el más premiado en toda la historia del cine español, o sus participaciones en el festival de cortos por internet Notodofilmfest.com, Los 150 metros de Callao (2002) o Dirt Devil (2007). De nada le sirven al protagonista tener un teléfono móvil de última generación ni ir logrando los números de teléfono que necesita, porque ni entiende el idioma de la pantalla ni consigue ir más allá de las preguntas preestablecidas de las teleoperadoras, chocando una y otra vez con mensajes de voz, llamadas en espera, cadenas de mando e intereses políticos varios.

El ejemplar guión escrito por Chris Sparling funciona a la perfección y, jugando a lo políticamente correcto dentro de una historia que es todo lo contrario, sabe ir más allá del maniqueísmo de buenos y malos en la que caen muchas de las propuestas americanas post 11S (los iraquíes también son víctimas de la política estadounidense que se han visto obligados, por pobreza y odio, a cometer acciones a la desesperada), pese a que acabe cargando las tintas hacia los dirigentes de las multinacionales.

Aunque la gran sorpresa la acaba dando Ryan Reynolds, un actor que hasta el momento parecía bastante limitado y centrado únicamente en protagonizar estúpidas comedias románticas y/o de adolescentes o en secundar películas de acción, que, metido en la piel del desesperado conductor de camiones, crea su mejor interpretación hasta la fecha. Siendo capaz de abarcar un amplio abanico de emociones y pasar de la furia al llanto o de la desesperación a la alegría en un par de tonos de llamada.

Ya veo el próximo anuncio de alguna compañía telefónica... Abónate a nuestra promoción de internet para tu teléfono móvil y estarás siempre localizable vía GPS, no sea que te entierren vivo...

Sergio Herrada Ruiz

2 comentarios:

  1. La ví ayer y bueno, aunque es una muy buena película, no es la obra maestra que en diferentes webs y sitios de cine han querido vender. Es original, tiene mérito lo del único escenario y único personaje, pero algunas cositas me chirriaban. Eso sí, el final, aunque predecible, es cojonudo.

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  2. Sí, se le tienen que perdonar ciertas cosas pero igualmente, la película es muy buena.

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